Por Max Dittmann, VE voluntario, septiembre 2014
En VE Global hay muchas tradiciones bellas y una de las más emocionantes es la Jornada que se celebra cada cuatro meses.
Una vez asistida y vivida, la Jornada es uno de los eventos que más se inculca en la memoria de los voluntarios. Yo recuerdo bien que desde los primeros días en VE Global se hablaba mucho sobre ella, tanto los miembros de la oficina como los antiguos voluntarios.
Las ganas que expresaban de ir de nuevo eran más que contagiosas.
Ahora, después de haber ido, comprendo ese anhelo ya que lo estoy compartiendo.
Esta vez no pudimos ir al sitio al que solíamos ir porque no había disponibilidad en esas fechas. Por lo cual, nuestra directora de programa – Clem – se ocupó de buscar otro lugar y encontró un sitio mágico a pasos de la costa.
Estábamos todos ansiosos de salir de la rutina del trabajo en los hogares, de la vida cotidiana en esta ciudad tan dinámica, de vez en cuando oprimente por el ruido, el tráfico y el ajetreo santiaguino. Creo que a todos nos convenía la escapada a la tranquilidad y la paz de la estupa budista.
Antes que nada fue muy lindo ver a todo las personas involucradas con VE ya que es difícil coincidir mucho con ellos fuera de los eventos como la Liga de Deportes. Cabe destacar que desde el primer minuto hubo una muy buena onda entre todos y al poco tiempo empezaron a desarrollarse conversaciones muy interesantes e inspiradoras. Obviamente se conversaba no solamente sobre el trabajo ya que una de las intenciones de la Jornada era escapar de la cotidianidad.
Para mí, fue muy bello poder conocer mejor a los demás porque cada uno de las personas que trabajan en VE tiene muchas historias que contar y muchas experiencias que compartir. Aparte de eso nos hicieron reflexionar sobre los últimos meses tanto sobre nuestros logros y desafíos profesionales como nuestra vida personal. Realmente fue muy inspirador e importante pensar en los últimos meses porque – creo que puedo hablar en nombre de todos – a lo largo de los tres días nos dimos cuenta de lo mucho que habíamos crecido desde nuestra llegada a Chile. Ahora tenemos una mirada mucho más profunda acerca de nuestro trabajo con los niños, nos hemos sumergido en la sociedad y la cultura chilena y antes que nada hemos aprendido muchísimo sobre nosotros mismos. VE Global lleva animándonos a contemplar sobre lo que somos a través de preguntas profundas y darnos el tiempo adecuado para exponer nuestras ideas, nuestros pensamientos y también nuestros temores.
También cabe destacar que yo siento que VE está viviendo sus propios valores y la Jornada fortalece sobre todo la comunidad entre las personas vinculadas. De veras, a menudo es como si nos conocieramos todos ya desde hace mucho tiempo y no somos solamente compañeros de trabajo, somos amigos!
Ese fin de semana fue un muy buen ejemplo de lo que nos hace tan fuerte como ONG.